29/3/13
Querido desconocido:
¡Ha vuelto! ¿Te lo puedes creer? Y ya se su nombre, se llama Nate.
Mi hermano y yo hemos buscado a su amigo por toda Europa pero no hay ni rastro, íbamos a empezar con América cuando llamaron a la puerta, Jake se quedó investigando y yo fui a abrir. Y allí estaba con su sonrisa y sus brillantes ojos esmeralda. No quería que mi hermano lo viera, siempre ha sido muy protector con el tema "chicos", y estaba demasiado absorto en sus espejos como para darse cuenta de que me había ido así que salimos a dar una vuelta. Paseamos y charlamos toda la tarde hasta que el Big Ben dio las seis, entonces nos subimos en el London Eye. La vista era abrumadora cuando nos paramos en el punto más alto. Los últimos rayos de sol se escondían por el horizonte. Se hizo el silencio, escuchaba su respiración tranquila y acompasada. Se acercó por detrás, rodeo mi cintura con sus brazos y apoyó la barbilla en mi hombro. ¿Qué estaba haciendo? Era agradable y todo eso pero ¿no se estaba cogiendo demasiadas confianzas? Me daba igual, mis hormonas estaban por las nubes y él estaba buenísimo (perdón por la expresión). Giré para quedar frente a él pero no me atreví a abrazarlo, dejé mis manos en su pecho. Uno de sus brazos se deizó hacia aarriba y su mano quedó acariciando mi mejilla. Comenzamos a acercarnos, nuestros labios estaban a cinco centímetros; cuatro, me puse de puntillas; tres, cerré los ojos; dos...pero el beso no llegó, lo único que llegó fue el momento de bajarse de la atracción. Los dos apartamos la mirada icómodos y yo dirigí la mía, cargada de odio, hacia el maquinista que sonreía al ver lo que había interrumpido.
Desgraciadamente no volvió a intentar besarme en el trayecto a casa pero me dejó su chaqueta cuando emlecé a tiritar. Prometió volver mañana, tendrá que hacerlo de todas formas si quiere recuperar su chaqueta con móvil dentro incluido. Es demasiado adorable, no me da buena espina, yo no suelo tener tanta suerte.
