lunes, 1 de abril de 2013

1/4/13

                                                                                                                                                         1/4/13

Querido desconocido:
No me gusta España, tanto sol no puede ser bueno, pero la comida está bastantr bien. Aterrizamos en Madrid pero tenemos que ir a un pueblecito del sur así que aqui estoy, escribiendote desde un coche de alquiler y rezando para que no nos pare la policia. Todavía no se de donde ha sacado mi hermano un carne falso pero no creo que un agente sea tan facil de engañar como al chico del alquiler.
¿A qué no adivinas quien vino a despedirse al aeropuerto? ¡Nate! No se como se enteró de a que hora salía el avión pero me da igual. Lo voy a echar mucho de menos, ojalá pudiera venir, ojalá pudiera contárselo todo (que no vivo con mi tia sino con mi hermano, porque se supone que los dos estamos muertos). Es más, siento unas ganas inexplicables de hacerlo, a veces me asusto de la intensidad de mis deseos relativos a Nate.
Por otro lado, Jake me ha dicho que tenemos que venir a España porque es donde se encuentra la entrada al infierno. Dice que un lugar tan religioso es perfecto para esconder una puerta infernal. Es solo una congetura pero se lo ve muy convencido. Ahora que lo pienso, no ha hecho más que arrastrarme de un lado para otro desde que nos encontramos. Si no fuera tan misterioso podría ser más útil. Él se limita a abrazarme y decir:
-Esque no quiero que te mezcles mucho, renacuaja, por si algo sale mal.