jueves, 18 de abril de 2013

18/4/13

18/4/13
 
 
Querido desconocido:
 
 
Esta vez no ha sido un "sueño", esta vez ha sido de verdad.
Tengo miedo.
Esta vez la voz me ordenó salir, mis intentos de resiostirme fueron en vano.
Un muchacho de unos trece años caminaba tranquilo y despreocupado. Cogí una piedra y lo golpeé en la nuca haciendo que perdiera el conocimiento.
Lo llevé dentro, al salón. Tal y como "Nate" ordenaba retiré la estantería dejando la pared desnuda. Luego con un cuchillo hice un corte en mi mano y con mi propia sangre dibujé una enorme estrella de cinco puntas en el lienzo que la librería acababa de dejar al descubierto.
Clavé al chico sobre el pentagrama. Sí, "clavar" literalmente, por las manos y los pies.
Lo más extraño es que sentía que estaba haciendo lo correcto.
Todo era bastante macabro y no mejoró cuando el joven despertó. Entonces raje su camisa e hice una incisión en su pecho. La sangre lo salpicaba todo y tenía la vaga sensación de que me gustaba.
El sudor había empapado el pelo rojizo del muchacho y sus ojos casi negros suplicaban clemencia. Sus gritos solo me incitaron a continuar.
Su mirada se apagó, su corazón latiente reposaba en mi mano.
La realidad me golpeó, no hubo desmayo ni cicatrices.
El cadaver sigue en el salón, no me atrevo a entrar.

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